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viernes, 26 de agosto de 2011

Pese a las amenazas de lluvia, Juan Luis Guerra logró convocar a miles de almas ayer, en el Estadio Nacional. Los costarricenses armaron una fiesta con el merengue y la bachata que trajo el artista, como parte del tourA son de Guerra

El A son de Guerra del maestro dominicano Juan Luis Guerra corrió el riesgo de no tener eco, ayer; sin embargo, por gracia divina, minutos antes de que iniciara su presentación, la fiesta se armó en el Estadio Nacional.



En las primeras horas del concierto, un escaso público se había hecho presente al recinto de La Sabana. Los primeros espectadores en llegar tuvieron que lidiar con una persistente llovizna y bajas temperaturas, mientras salía a escena el ganador de 18 premios Grammy.
Pese a esto, apenas se acabó la presentación de los teloneros, el agua cesó y el lugar lucía casi lleno.
Su encuentro con los costarricenses comenzó puntual; apenas el artista apareció en escena, los miles de espectadores se pusieron de pie para recibirlo entre aplausos y baile.
La noche comenzó con Apaga y vámonos, tema que se desprende de su nueva producción discográfica A son de Guerra, nombre que también recibe esta gira
“Buenas noches Costa Rica, un placer estar con ustedes”, fueron las primeras palabras que pronunció el dominicano, para, inmediatamente, mandarse con una de sus más pegadas canciones: La bilirrubina.
El sonido de los bronces del éxito de los 90 subió el ánimo de los presentes y, de inmediato, el estadio se convirtió en un salón de baile.
La interpretación de este tema fue solo el abrebocas de una noche cargada de éxitos musicales. Luego retumbó en el estadio su éxito La travesía.
La llave de mi corazón fue la siguiente canción de una presentación que estaba prevista para dos horas y con la que muchos se quitaron las ganas de bailar, luego de la experiencia que vivieron en la última visita de Guerra a suelo tico, hace más de dos años.
En aquella ocasión, verlo en el escenario se convirtió en toda una “travesía”, tal y como se llamaba sutour en ese momento: la lluvia, el barro hasta las rodillas de los espectadores y el difícil acceso a Zona E, en Alajuela – lugar donde se realizó su concierto–, pusieron contra marea la cita.
Pero anoche las cosas fueron diferentes. No solo no había lluvia ni barro. El lugar se prestó para que quienes estaban en áreas preferenciales bailaran, y los que se encontraban en gradería disfrutaran del espectáculo visual que fue su concierto.
“Gracias Costa Rica, cómo la están pasando. Cuántos enamorados hay en esta noche. Agárrenle la mano a su pareja”, fueron las palabras con las que el artista introdujo uno de sus temas más entrañables:Bachata rosa.
Son al rey, también de su nuevo álbum, fue la canción que siguió en su concierto.
Con ella, el artista invitó al público a que dejara sus asientos para ponerlos a bailar, tal como él y su 4.40 lo hacían desde el escenario.
“Esta es una canción que compuse hace mucho tiempo”, pronunció el dominicano, antes de interpretar uno de sus temas más movidos y con mensaje social a la vez: El costo de la vida.
“No sé si ustedes sabían, pero yo me inicié como roquero. En A son de Guerra yo quería hacer un rock, pero necesitaba un buen roquero, un buen amigo, un buen cantante y esto fue lo que salió”, aseguró el artista, y fue así como el cantante presentó La calle, tema que en su disco interpreta junto a Juanes.
Para esta canción se hizo apoyar de un montaje audiovisual, para que los espectadores pudieran ver, tanto en pantalla como en el escenario, una imagen proyectada de Juanes.
Esta fue perfectamente sincronizada en audio, para que también se escuchara en el estadio la parte que el colombiano canta dentro de la canción.
Del rock el artista pasó a la bachata con el tema Mi bendición, una canción que, según confesó el artista, compuso para su esposa.